El auditorio Clyde de Glasgow,
La ciudad llana se exprime a sí misma, se purifica e intenta reunirse con su par estelar. La urbe, bajo las órdenes del caballero inglés ganador del premio Pritzker en 1999, se alborota hasta entender la complejidad del orden futurístico al cual entra sin previo aviso. Norman rompe con la preservación masificada de un mismo eje estético, se diferencia quirúrgicamente de lo habitual. Las intervenciones de Foster son como ventanas al siglo XXII interactuando con nuestro cotidiano.
El Archivo Clarin de Arquitectura Siglo XXI cuenta con un sugestivo artículo acerca de una de las obras más conocidas del arquitecto, La Hearst Tower (2006) ubicada en Nueva York. Aquí se cita dicho artículo: <<Para los principales críticos neoyorquinos, la primera obra del inglés Norman Foster en los Estados Unidos fue una bocanada de aire fresco. La nueva torre (…) llegó justo a tiempo para arremeter con fuerza contra una extendida sensación de mediocridad en la arquitectura de Manhattan. (…) En esta obra el pasado y el presente no se ensamblan de armoniosamente, sino que chocan con feroz energía. (…) lo que hace tan fascinante al edificio de Norman Foster es que su relación visual con el horizonte cambia constantemente (…)>>.
Foster, la antípoda perfecta del talentoso anti-racionalista Friedensreich Hundertwasser, lega a sus contemporáneos y herederos culturales una sublime disposición de rectas y curvas concretas provenientes del universo art déco renovado hasta sus bases.
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